Dime… alguna vez te ha sucedido que…
- Has actuado de forma impulsiva y luego Ups… te dices que no volverás a reaccionar así.
- Ha llegado ante ti la oportunidad que tanto esperabas y te sientes absolutamente bloqueada… y en vez de aprovecharla tienes ganas de meterte en la cama y taparte la cabeza con una almohada al más puro estilo avestruz.
- Contracturas, ansiedad, estrés, malas noches… y todo esto ¿de dónde me viene a mí?
Bienvenida al descontrol emocional. Un mundo en el que a veces no sabemos por qué dijimos/hicimos algo, en el que dejamos pasar las mejores oportunidades y en el que, ocasionalmente, emociones inesperadas se manifiestan a deshora…
¿Qué está sucediendo en nuestra vida?
No te asustes, no te pasa nada raro. Simplemente, nadie te dijo cómo gestionar tus emociones.
Nos hemos creído que gestionar nuestras emociones es sinónimo de controlarlas. Si las dejo bien tapaditas, que no se manifiesten ¡prueba superada!… pues va a ser que no.
Las emociones ignoradas vuelven una y otra vez y con el tiempo se magnifican. Incluso llegan a dar problemas a nivel físico y /o psicológico.
Pero… ¿Por qué?
Las emociones saben hacer muy bien su trabajo.
Un trabajo que consiste en entregarnos un mensaje. Y son unas mensajeras fabulosas, que nunca se rinden ni ceden ante los contratiempos, su mensaje es sumamente importante y por ello harán todo lo posible por hacerse notar.
De manera que por más que te esfuerces en ignorarlas… ahí van a seguir, dale que te pego… hasta que las “escuches”.
¿Y si no las escuchas?
Pues se intensifican… van cogiendo fuerza, tu sigues intentando mantenerlas bajo control y la emoción vuelve cuando menos te lo esperas. Si ya eres un as del control emocional ¡sorpresa! Son capaces de volver incluso en plena noche y dejarte los ojos más abiertos que los de un búho.
GESTIÓN EMOCIONAL
No, no se trata de controlar tus emociones sino de gestionarlas.
Ello implica sentirlas, entenderlas y modificarlas. Y sí, en el proceso eres tú quien controlas, pero no ejerces un control aislado, no las silencias sin más, te permites recibir su mensaje y luego las transformas en otra emoción que tú misma puedes escoger.
Consecuencias de no recibir el mensaje:
Tremendas….
– Las emociones se hacen más y más fuertes: este apartado ya lo hemos visto, pero… ¿y si son más fuertes y seguimos sin prestar atención, negándolas y ocultándolas incluso a nosotros mismos?, siguiente punto:
– Afectan a tu salud física y mental: las emociones comienzan a manifestarse en forma de síntomas.
¿Quién no ha tenido una contractura? Es un ejemplo muy clásico, la contractura en los hombros por exceso de carga emocional (a menudo un exceso de responsabilidad que nuestras emociones han intentado comunicarnos y que nosotros hemos ignorado olímpicamente).
– Malas relaciones: uhhhhh ¿Cómo te relaciones cuando estás estresado?…
Nos cuesta ver la viga en nuestro ojo y vemos muy bien la paja en el ajeno, por ello en vez de mirar cómo te comportas tú cuando estás estresada, observa cómo rehuyes acercarte a quienes lo están.
Estresados, enfadados y aquellos instalados en el modo queja nos repelen de forma natural.
Pero igual con otras emociones, cuando estamos dominados por la tristeza nos encerramos en nosotros mismos, el enojo nos impulsa a buscar cabezas de turcos, la ira se paga con quienes más queremos, el miedo nos impide ir a por nuestros sueños o enfrentarnos a situaciones cotidianas…. Y un largo etc…
Y estos son sólo algunos ejemplos…
La gestión emocional es sumamente importante, para nosotros mismos y para quienes nos rodean. Cuando nos sentimos bien, es contagioso, las personas se sienten bien a nuestro alrededor y las relaciones fluyen en armonía.
Vamos a pensar en positivo y a ver qué ganamos cuando gestionamos bien nuestras emociones:
- Salud y Bienestar: Sí… cada vez son más los médicos que afirman abiertamente que más del 70% de las enfermedades actuales tienen su origen en una mala gestión emocional. Sólo por esto ya merece la alegría dar nuestros primeros pasos en gestión.
- Mejora tu relación contigo misma y con quienes te rodean: No sé si te ha pasado alguna vez que no te aguantas ni a ti misma… ¡pues imagínate el resto!, claro que en ese momento, no sólo no te lo imaginas, sino que ni se te pasa por la cabeza que estés inaguantable.
Aprender gestión emocional te ayudará a sentirte mucho mejor contigo misma y, por supuesto, se va a reflejar en tu relación con los demás. Te comprenderás mejor y también a otros…. Y eso me lleva al siguiente punto:
- Autoconocimiento: Conforme aprendes a entender tus emociones y el mensaje que te están entregando te vas conociendo más a ti misma y lo maravillosa que eres.
Eso te lleva también a ser más comprensiva con los estados emocionales de los demás. No se trata de hacer un esfuerzo, surge de forma fácil y natural, pues mejora tu empatía.
- Mayor crecimiento personal y espiritual: Conocerte más profundamente te ayudará a conectar contigo y tu verdadera esencia. Y como ya he dicho anteriormente, a empatizar con los demás. Todo ello contribuye a tu desarrollo como ser humano y espiritual.
- Mejora el mundo en que vivimos. Eres un ser de Luz y cuando te permites brillar en todo tu esplendor, iluminas a otros en su camino y les das permiso para brillar e iluminar a otros a su vez.
La Gestión Emocional consta de distintos pasos:
Primero has de permitirte sentir la emoción, luego has de saber cómo escucharla y entenderla.
Cuando la emoción ha entregado su mensaje, ya puedes decidir qué hacer con él y llega el momento de modificarla si así lo deseas.
Y aquí entran en juego las:
HERRAMIENTAS DE GESTIÓN EMOCIONAL
Es bueno hacerse con una buena “caja de herramientas” para diversas situaciones en la vida, y tener un buen kit de herramientas para gestionar nuestras emociones es fundamental.
Lejos de la fama que tiene este proceso de ser difícil y al alcance sólo de unos pocos expertos, existen herramientas muy sencillas que puedes dominar fácilmente jugando con ellas.
¿Has oído hablar de la triada emocional?
Son tres herramientas muy básicas para la gestión emocional: pensamientos, lenguaje corporal y palabras.
Con estas tres herramientas ya puedes comenzar a modificar tus emociones.
Es cierto que no basta con decirte palabras bonitas sin más, ni en comenzar a pensar en positivo.
Algo… no sé qué te parece a ti, a mí en plena tormenta emocional me parece sumamente complicado. Por no decirte que, según la emoción imperante, dan ganas de mandar a paseo al que te lo sugiera…
Y el lenguaje corporal, todos hemos leído o escuchado sobre el inmenso poder de la sonrisa ¿verdad?
Sea como sea, todas las herramientas hay que saber utilizarlas correctamente. Si quieres saber más sobre Herramientas para gestión emocional, pincha aquí y podrás saber cómo descubrir 5 herramientas útiles y efectivas para gestionar tus emociones.
Lourdes Balestra. Entrenadora en Hábitos Saludables.
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